Alrededor de 1950, surgió en Estados Unidos una leyenda sobre un árbol con un pañuelo amarillo.
Cuenta la historia que un hombre había sido llevado al presidio por un asalto. Permaneció encerrado más de 5 años, durante los cuales, se negó a ver a su esposa e hijos, pues no quería que los niños crecieran con la imagen de su padre en la cárcel.
Poco tiempo antes de ser liberado le escribió una carta a su esposa diciéndole que tal día lo dejarían en libertad, que él tomaría el autobús a su pueblo y haciéndole un ruego... si ella pensaba que podían seguir juntos, si ella aún lo amaba, si ella lo perdonaba y lo recibía de vuelta en la casa, que atara un pañuelo amarillo en el gran árbol que se levantaba en la parada del autobús. Si el pañuelo no estaba, eso significaba que él no era bien recibido, así que continuaría su viaje.
Cuando el transporte llegó a la entrada del pueblo, cada árbol durante el trayecto tenía atado un pañuelo amarillo y cuando el bus llegó a la parada, el gran roble estaba cubierto de innumerables pañuelos amarillos y a su sombra estaba la esposa, con los niños esperando ansiosamente a su marido.
Cuenta la historia que un hombre había sido llevado al presidio por un asalto. Permaneció encerrado más de 5 años, durante los cuales, se negó a ver a su esposa e hijos, pues no quería que los niños crecieran con la imagen de su padre en la cárcel.
Poco tiempo antes de ser liberado le escribió una carta a su esposa diciéndole que tal día lo dejarían en libertad, que él tomaría el autobús a su pueblo y haciéndole un ruego... si ella pensaba que podían seguir juntos, si ella aún lo amaba, si ella lo perdonaba y lo recibía de vuelta en la casa, que atara un pañuelo amarillo en el gran árbol que se levantaba en la parada del autobús. Si el pañuelo no estaba, eso significaba que él no era bien recibido, así que continuaría su viaje.
Cuando el transporte llegó a la entrada del pueblo, cada árbol durante el trayecto tenía atado un pañuelo amarillo y cuando el bus llegó a la parada, el gran roble estaba cubierto de innumerables pañuelos amarillos y a su sombra estaba la esposa, con los niños esperando ansiosamente a su marido.
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